25/9/10

POR ABURRIMIENTO

La razón principal que me llevó a decidirme a escribir la novela fue el aburrimiento. El año 2008 fue, profesionalmente, el peor de mi vida. En mi trabajo habitual, no sólo ya se intuía la crisis, sino que ya estaba dando los primeros zarpazos. Y a mí me cogió de pleno. Así que estuve varios meses rascándome el ombligo en casa (si alguien no ha estado parado nunca, no sabe lo duro que es eso). Aburrirme, lo que se dice aburrirme no lo hacía mucho, porque afortunadamente tengo muchas aficiones y puedo llenar todo el tiempo, pero no era suficiente, necesitaba hacer algo más.
Por la cabeza me rondaba, desde hacía mucho tiempo, un cuento que no me decidía a escribir. Un día se me ocurrió que, alargándolo un poco, quizá podría salir una novela corta. Así que me puse manos a la obra y empecé a crear la historia. De modo sorprendente para mí, empezó a formarse en mi cabeza una historia con cierto sentido que poco a poco fue tomando forma y cuerpo. Como no tengo ni idea de escribir, rescaté de la biblioteca el libro de Curso de Lengua Española de COU del profesor Fernando Lázaro Carreter, con quien he aprendido a lo largo de mi vida lo poco que sé de lengua castellana, y comencé a estudiarlo de nuevo. También tenía un librito con consejos para escribir, y busqué en internet alguna página que diera directrices para aquellos que quisieran aprender a narrar. Después de haber estudiado un poco las técnicas de escritura, me decidí, por fin a darle vida a mi historia.

12/9/10

Y LLEGÓ INTERNET

Desde que terminé los estudios, o incluso antes, al finalizar la E.G.B., creo que no escribí ningún texto que hubiera salido de mi imaginación, pues las respuestas inventadas en un examen cuando no se tiene la menor idea de la respuesta, no vale. Así que durante muchos años no hice otra cosa que leer, disfrutar de la lectura y fijarme en la escritura leída.
Y llegó internet. Con su aparición y la facilidad que ofrecía para buscar información, mucho más completa y fácil de encontrar que en los libros, aunque eso sí, sin obviarlos, me planteé escribir un artículo sobre la luna para la revista Huygens que editamos en la Agrupación Astronómica de la Safor, de la que soy miembro. Buscando información tropecé con una página, creo que ya desaparecida, que no tenía nada que ver con la luna, sólo el título, pero que publicaba cuentos. Aquel hallazgo me motivó para escribir mi primer cuento, Azul se titulaba, que me publicaron en aquella página. Después conocí a Anika, que también publicaba cuentos además de reseñas de libros. Así que empecé a escribir más cuentos y a hacer fichas de los libros que leía y a enviárselos para que los publicara en su magnífica página, hoy referencia imprescindible de la literatura en la red. Y luego aparecieron los blogs. Ése fue el verdadero empujón que me llevó a escribir con mayor asiduidad. Hace cuatro años abrí mi primer blog, que se titulaba “A tumba abierta” y que abrí en Bitacoras.com, no sé si lo habrán eliminado, la verdad es que no lo encuentro; después me pasé a Blogia y publiqué ya con el título de “A sangre fría”, hasta que finalmente emigré a Blogger con el mismo nombre. Y aquí sigo. Hubo una época en que me apetecía escribir también en valenciano y abrí el blog “A fer la mà”. Después retomé el nombre de “A tumba abierta” donde recopilé mis cuentos y publiqué otros nuevos. Hasta la aparición de éste.

9/9/10

DESENCUENTRO

Desde el día 20 de junio que no la veía, que no la tenía entre mis dedos. He pasado mucho tiempo esperándola ansioso, deseoso de gozar de nuevo con ella, y eso que sabía que ha pasado por otras manos, por otras miradas. Y lo ha hecho porque yo mismo la he entregado a otros para que escarben en cada rincón de su fisonomía con el objetivo de que me digan cuáles creen que son sus defectos.
Durante este tiempo he estado pensando casi continuamente en ella, recorriendo mentalmente cada rincón de su cuerpo, analizando meticulosamente las opiniones de los que la han gozado, pensando qué sí y qué no hay que modificar. Y cuando ha pasado ese periodo de reflexión que me había dado, cuando por fin nos hemos vuelto al ver las caras, no me he atrevido a decirle nada, a mirarla casi siquiera. Lo único que he hecho ha sido borrar la primera página, porque con los cambios que tengo previstos ya no tiene sentido (en ella sólo estaban escritas las vocales, primero en mayúsculas y debajo en minúsculas). Después he cortado el primer capítulo, mentira, el Capítulo Cero, y lo he pegado al principio del Segundo Capítulo. Este Capítulo Cero se me ocurrió cuando ya estaba concluida la novela. Como me gustaba, pero no tenía claro dónde ponerlo, lo metí al principio, pero se me quedaba cojo, necesitaba algo más. Ahora ya tengo en mente ese algo más, por eso le he buscado una mejor ubicación.
 Y ya está, eso fue todo: guardar como, y a su carpeta correspondiente. Me hubiera gustado que el reencuentro hubiera sido de otra manera, más cálido y menos distante. Espero que la próxima cita sea la que nos una de nuevo como antes.

4/9/10

ALBORES

No tengo talento, creo que tampoco vocación (igual sí que es una vocación de esas que dicen tardías, no sé), de lo que sí que estoy seguro es de que le he cogido afición a esto de ir juntando letras, ¡quién de los que me conocen lo diría! Una afición que se ha ido incrementando con el paso del tiempo.
No fui un gran lector de niño, aunque era el que más leía de mi clase (Viaje al centro de la tierra de Julio Verne me apasionaba), ni siquiera durante la adolescencia, aunque era el que más leía de mis amigos, por no decir el único. Ni siquiera opté por la rama de letras cuando pasé a tercero de BUP. Pero al pasar a COU cometí el error más grave de mi vida cuando, huyendo de la Física como de la peste, cambié mis queridas Biología y Química por la Literatura y la Historia. Por supuesto suspendí. Y repetí. Y abandoné. (Si mi mala profesora de Literatura, no recuerdo cómo se llamaba, llegara a saber que estoy escribiendo una novela, no se lo creería, aunque tampoco creo que se acuerde de mi nombre, ni de mi cara. Mejor).
Una calurosa tarde de verano, tendría yo unos veintiuno o veintidós años, acudí al pub del pueblo a tomarme una cerveza. En la terraza sólo había dos clientes sentados, bebiendo y hablando. Me senté con ellos. Aunque los dos eran del pueblo, con uno apenas si había cruzado saludos, Ferran; con Xavi sí que tenía un poco más de amistad. Aquella tarde, aquella cerveza y aquella conversación, fueron un punto de inflexión en mi vida. Yo apenas participé en aquel coloquio; lo maravilloso fue disfrutar de la pasión y la felicidad que embargaba a aquellos dos individuos que hablaban con fuego en sus palabras de un libro, La hoguera de las vanidades, de Tom Wolf. ¿Cómo un libro podía liberar aquella energía? Evidentemente, al día siguiente, después de trabajar me faltaron piernas para ir a la librería a comprarme aquel maravilloso libro.
Lo leí con avidez, empujado por la pasión que se me había acumulado aquella tarde. Cuando lo terminé, busqué a aquellos dos. Al primero que encontré fue a Ferran. Le dije que había leído ese libro, le conté mis impresiones y las estuvimos comentando entre cervezas y cacahuetes. De ese libro pasamos a otro y a otro, hasta que el alcohol nos aconsejó que era mejor acabar con los libros que con los botellines. A partir de entonces hicimos muy buena amistad. Él me pasaba libros y yo los leía con avidez. Recuerdo títulos como Parque Jurásico de Michael Crichton, Sense la terra promesa de Enric Valor o Los tambores de la lluvia de Ismail Kadaré. Pero, con gran pesar, se los tenía que devolver. Así que un día decidí que me aconsejara y yo me los compraría. Y a partir de entonces comencé a confeccionar mi humilde biblioteca. Por supuesto busqué los libros que me había prestado para comprarlos.
Un día, pasados unos años, tras una placentera tertulia literaria animada por unas cervezas, ¡qué bien casan la literatura y el alcohol!, de regreso a casa, recuerdo que le pregunté: “Ferran, con lo que te gusta leer y lo mucho que tienes leído, ¿no te has planteado nunca escribir?” “¡No!” disparó como un cañón. Aquella pesada respuesta aplastó cualquier intento de reanudar la conversación. En silencio nos despedimos y nos fuimos cada uno a su casa. Yo, mientras bajaba hacia la mía, pensaba: “Pues a mí sí que me gustaría, ¡què collons!

2/9/10

BIENVENIDO

Como supongo que su visita se debe a la invitación que le hago desde A sangre fría, ya sabrá a qué se van a dedicar los contenidos de este blog.
Si no es así, sepa que ya llevo tiempo escribiendo una novela, y lo que pretendo con este blog es reflejar todas las circunstancias personales y técnicas que rodean a la escritura de la misma. Intentaré dilucidar todos y cada uno de los aspectos de la novela para que se haga una idea de lo difícil y complicado que es escribir. Evidentemente todo lo que yo diga aquí es personal pues imagino que cada escritor tendrá sus trucos y su manera de hacer las cosas. Éstas son las mías.
Espero que, cuanto menos, les pique la curiosidad, y si alguien tiene en mente algún proyecto similar, le pueda servir de alguna ayuda.
Sean pues bienvenidos. Y gracias por visitarme.