4/9/10

ALBORES

No tengo talento, creo que tampoco vocación (igual sí que es una vocación de esas que dicen tardías, no sé), de lo que sí que estoy seguro es de que le he cogido afición a esto de ir juntando letras, ¡quién de los que me conocen lo diría! Una afición que se ha ido incrementando con el paso del tiempo.
No fui un gran lector de niño, aunque era el que más leía de mi clase (Viaje al centro de la tierra de Julio Verne me apasionaba), ni siquiera durante la adolescencia, aunque era el que más leía de mis amigos, por no decir el único. Ni siquiera opté por la rama de letras cuando pasé a tercero de BUP. Pero al pasar a COU cometí el error más grave de mi vida cuando, huyendo de la Física como de la peste, cambié mis queridas Biología y Química por la Literatura y la Historia. Por supuesto suspendí. Y repetí. Y abandoné. (Si mi mala profesora de Literatura, no recuerdo cómo se llamaba, llegara a saber que estoy escribiendo una novela, no se lo creería, aunque tampoco creo que se acuerde de mi nombre, ni de mi cara. Mejor).
Una calurosa tarde de verano, tendría yo unos veintiuno o veintidós años, acudí al pub del pueblo a tomarme una cerveza. En la terraza sólo había dos clientes sentados, bebiendo y hablando. Me senté con ellos. Aunque los dos eran del pueblo, con uno apenas si había cruzado saludos, Ferran; con Xavi sí que tenía un poco más de amistad. Aquella tarde, aquella cerveza y aquella conversación, fueron un punto de inflexión en mi vida. Yo apenas participé en aquel coloquio; lo maravilloso fue disfrutar de la pasión y la felicidad que embargaba a aquellos dos individuos que hablaban con fuego en sus palabras de un libro, La hoguera de las vanidades, de Tom Wolf. ¿Cómo un libro podía liberar aquella energía? Evidentemente, al día siguiente, después de trabajar me faltaron piernas para ir a la librería a comprarme aquel maravilloso libro.
Lo leí con avidez, empujado por la pasión que se me había acumulado aquella tarde. Cuando lo terminé, busqué a aquellos dos. Al primero que encontré fue a Ferran. Le dije que había leído ese libro, le conté mis impresiones y las estuvimos comentando entre cervezas y cacahuetes. De ese libro pasamos a otro y a otro, hasta que el alcohol nos aconsejó que era mejor acabar con los libros que con los botellines. A partir de entonces hicimos muy buena amistad. Él me pasaba libros y yo los leía con avidez. Recuerdo títulos como Parque Jurásico de Michael Crichton, Sense la terra promesa de Enric Valor o Los tambores de la lluvia de Ismail Kadaré. Pero, con gran pesar, se los tenía que devolver. Así que un día decidí que me aconsejara y yo me los compraría. Y a partir de entonces comencé a confeccionar mi humilde biblioteca. Por supuesto busqué los libros que me había prestado para comprarlos.
Un día, pasados unos años, tras una placentera tertulia literaria animada por unas cervezas, ¡qué bien casan la literatura y el alcohol!, de regreso a casa, recuerdo que le pregunté: “Ferran, con lo que te gusta leer y lo mucho que tienes leído, ¿no te has planteado nunca escribir?” “¡No!” disparó como un cañón. Aquella pesada respuesta aplastó cualquier intento de reanudar la conversación. En silencio nos despedimos y nos fuimos cada uno a su casa. Yo, mientras bajaba hacia la mía, pensaba: “Pues a mí sí que me gustaría, ¡què collons!

3 comentarios:

nexus. dijo...

Si, se de que estás hablando, yo si laía con avidez, desde siempre, a veces pienso que debí nacer con un libro debajo del brazo en lugar de un pan.
Yo, leía hasta los prospectos de los medicamentos, con el riesgo de no atreverme a tomarlos después por ello.

Si, yo también como tu me he planteado en ocasiones escribir una novela, mi problema es mi escasísima disciplina, soy vago, así tal cual suena.
He comenzado muchas pero jamás pasé del primer capítulo.

Te animo a que tu lo hagas, si puedes, yo te seguiré de vez en cuando con tu permiso, y digo de vez en cuando pues sigo tantos blogs interesantes que con la familia, el trabajo, mis propias lecturas, los blogs que sigo y los que mantengo, no tengo apenas tiempo disponible ya.

Me parece una muy interesante iniciativa la tuya, ¡¡Suerte!!.
Un saludo.
Salud y República!!
Nexus.


http://palanciatricolor.blogspot.com

Corpi dijo...

Gracias Nexus. Sí, a veces es complicado seguir todo lo que se quiere. En fin, gracias por pasarte por aquí.

Pepe del Montgó dijo...

Buen comienzo con una reseña histórica de esa decisión que espero siga con la novela. He leido mucho pero ultimamente más bien poco. Yo tuve una buena profesora de Lengua y Literatura en el "luís Vives" de Valencia, pero me decidí por las ciencias, así que poner una coma, un punto y ya no digo un punto y coma es una batalla que tengo que librar continuamente.